Finalmente, después de transitar por un proceso doloroso, triste y en ocasiones desesperanzador, llega la quinta y última etapa del duelo que es la aceptación de la pérdida de aquel ser amado. En este momento, es cuando logramos hacer las paces con esa pérdida. Todavía duele, pero de alguna manera nos permitimos darnos la oportunidad de vivir a pesar de la ausencia de ese ser querido.

Para alcanzar esta etapa, es importante haber transitado por las demás etapas a nuestro tiempo, ni mucho ni poco tiempo es saludable para vivir un proceso del duelo adecuadamente. Alcanzar la aceptación, es el resultado de haber vivido cada etapa en su tiempo.

Retomando el diario vivir

En esta etapa, aprendemos a aceptar la realidad de que nuestro ser querido ya no estará físicamente con nosotros. Hemos de alguna forma aprendido a vivir sin ella o él. Ahora la rutina y la vida cotidiana toma más protagonismo. Quizás hemos desarrollado nuevas rutinas y hemos resuelto su ausencia en nuestra vida cotidiana. De alguna manera se logra asimilar que la muerte es parte de la vida y se caracteriza por ser una etapa de paz.

Ya que el caos ha terminado…

Para llegar a esta etapa, se transitó por periodos de negación, ira, depresión, introspección. Nuestro físico y nuestra mente fueron sometidos a sentimientos y emociones que, en ocasiones, creíamos que eran llevados a su límite o más allá de él. El proceso nos pareció interminable y seguramente en muchas ocasiones nos creímos incapaces de sobrellevarlo. Ahora vemos al mundo desde otra perspectiva y aunque podemos sentirnos tristes y extrañar al ser querido. Ahora asimilamos por completo su pérdida y entendemos que es un proceso irreversible. Aprendemos a vivir con ello.

Y para ti, ¿Qué tan fácil o difícil fue llegar a la etapa de aceptación?

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