Las etapas del duelo: La Negación

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El duelo, es el proceso natural por el que atravesamos todos los seres humanos cuando enfrentamos la pérdida de un ser querido. Es un proceso que se compone de diferentes etapas y que nos ayuda gradualmente a transitar por la pérdida de un ser querido, desde el profundo dolor inicial, hasta permitirnos ser capaces de continuar nuestra vida cotidiana, aun quizás con el dolor que nos acompañará por mucho tiempo.

El duelo se compone de diferentes etapas, cada una de ellas cumple una función y es parte de un proceso del cual es muy difícil darse cuenta y en ocasiones, incluso podemos sentir incluso que no seremos capaces de superar.

Hoy hablaremos de la primera etapa del proceso del duelo que es la negación. Cuando una persona se entera de una enfermedad terminal o de la muerte de un ser querido, generalmente la primera reacción es negar que eso está sucediendo. Para el ser humano es difícil procesar de un momento a otro un acontecimiento tan doloroso, impactante y significativo como el que representa el fallecimiento o la muerte inminente y próxima de un ser querido.

La negación es una especie de mecanismo de defensa que permite amortiguar el shock de procesar la nueva información que estamos recibiendo. Le permite a la mente, negociar con ella misma por un breve periodo de tiempo el dolor que produce la pérdida. Esta etapa se va asimilando conforme van evolucionando los acontecimientos generalmente de forma intempestiva. Al ver el cuerpo inerte en un hospital, o durante el servicio funerario, el responso o misa de despedida y posterior entierro o cremación, son momentos que poco a poco nos van introduciendo en la realidad de lo que quisiéramos negar y borrar de la realidad. Posteriormente, quizás sigamos teniendo un sentimiento de negación en los primeros días cuando la persona ya no está, ver su habitación o su ropa, su auto estacionado en la cochera, de repente nos enfrentamos a una nueva realidad.

Es importante que el doliente no pase demasiado tiempo en esta etapa, ya que al no aceptar lo ocurrido, son incapaces de seguir adelante, lo que puede afectar la salud física y emocional de la persona que no acepta la nueva realidad.