Regularmente la negociación es la etapa más breve del proceso del duelo. Es un mecanismo de defensa con el que el doliente trata de lidiar y canalizar su dolor, al tratar de alguna manera, de negociar con Dios o con un ente superior, generalmente a través de un estilo de vida reformado a cambio de que su ser querido regrese. Podría decirse que es una extensión de la etapa de negación. Es la manera con la que intentamos mantener un hilo de esperanza de poder volver a ver, a abrazar

a ese ser querido que partió. Sin embargo, esta etapa es breve, pues es insostenible. Durante esta etapa, el doliente pasa las horas y los días pensando que podría haber hecho diferente, o ¿Qué hubiera sucedido si…? Es común querer que el tiempo regrese sobre sus pasos, para cambiar situaciones, cerrar círculos, buscamos desesperadamente encontrar la manera de hacer un trueque para cambiar esta realidad. Esta etapa puede ser agotadora, pues el cuerpo y la mente lidian con ideas y fantasías que no son sostenibles con la realidad actual.

Como todas las etapas del duelo, es normal y necesario transitar por ella, sin embargo es importante no quedarse atorado en la misma, en una ensoñación infinita de recuerdos y fantasias de “y que hubiera ocurrido si…” por eso es que después de transitar un tiempo por esta etapa, es importante acercarse a personas que nos permitan ponernos en contacto con el mundo real y esta nueva realidad, lo que nos permita paulatinamente incorporarnos a nuevas actividades cotidianas y poco a poco retomar nuestra vida, sin esa persona que ya no está.