¿Por qué pareciera que el tiempo pasa más rápido a medida que nos hacemos mayores?

Imagina que entras a una habitación a oscuras en la que hay una vela encendida. Lo notarías de inmediato ¿verdad? Sin embargo, ¿qué pasaría si la habitación estuviera iluminada? Probablemente la vela encendida pasaría desapercibida.

 

Ahora imagina que estás comparando el peso de diferentes objetos. Distinguir la diferencia entre el peso de un objeto de 100 gramos y uno de 120 gramos es sencillo. Pero la cosa se complica si tratas de distinguir la diferencia entre un objeto de 200 y 220 gramos. Sin embargo, en ambos casos, la diferencia de peso entre un objeto y otro es de 20 gramos.  ¿Por qué ocurre esto?

 

Este fenómeno es conocido como la ley de Weber.

 

¿A qué nos referimos con la ley de Weber?

 

Ernst Heinrich Weber fue un aclamado médico alemán que vivió a finales del siglo XIX, quien desarrolló progresos importantes en los campos de la fisiología y la psicología.

 

La ley de Weber establece una relación cuantitativa entre la magnitud del estímulo físico y como este es percibido.

 

¿Y qué tiene que ver todo esto con la percepción de que el tiempo pasa más rápido cuando nos hacemos mayores?

 

Pues precisamente, que conforme crecemos, el tiempo que transcurre es menor proporcionalmente al tiempo que tenemos de vida.

 

¿Recuerdas cuando eras niño y faltaba un mes para navidad y te parecía una eternidad?

 

Ahora en tu vida adulta no puedes creer que estemos a mediados de 2018 cuando parece que fue ayer que celebrábamos el año nuevo.

 

Esto ocurre por la ley de Weber. Imagina que tienes 5 años y faltan 6 meses para tu cumpleaños. Esos 6 meses representan el 10% de toda tu vida. Ahora imagina que tienes 40 años y faltan 6 meses para tu cumpleaños. Esos mismos 6 meses representan solo el 1.25% del total de tu vida vivida. Sin embargo, son los mismos 6 meses.

 

A eso hay que agregar, que, en la vida adulta, tenemos más responsabilidades, el trabajo, los hijos, las cuenta, los deberes domésticos, las tareas, las juntas en la colonia, etc. Lo que agudiza el hecho de que sintamos que el día no nos rinde.

 

Así que ya sabes. Si conforme creces sientes que el tiempo transcurre más rápido, no eres tú, es la ley de Weber.