¿Qué proceso se vive después de la pérdida?

Ese proceso difícil por el que atraviesa nuestra mente y cuerpo después de una pérdida es conocido como –duelo-, no tiene una duración específica y consta de varias etapas.

Aunque el duelo más común de escuchar es el que se vive por fallecimiento, vivir un duele también incluye distintas pérdidas; por terminar una relación, cambiar drásticamente de rutina o cualquier pérdida en general.


Vivir un duelo es algo completamente natural y normal. No solo es una readaptación emocional; en algunos casos, si se complican los síntomas, puede verse afectado también: el ámbito físico, conductual, filosófico y cognitivo.

Es muy importante resaltar que el proceso del duelo no debe ser omitido a propósito, ya que podría causar un problema mayor al inicial. Es entendible querer hacernos los fuertes queriendo “congelar o bloquear” el dolor. Pero como en esta y otras situaciones, solo debemos dejar que las cosas fluyan y sucedan tal cual son.

¿Cuáles son las etapas del duelo?

Negación: ante un dolor tan grande el cuerpo reacciona tratando de negar lo ocurrido. Esto ayuda al organismo ya que experimentar un cambio de ánimo tan fuerte lo puede dañar.

Ira: nace de la impotencia de no poder cambiar lo ocurrido. La ira se puede manifestar contra la persona fallecida, contra situaciones u otras personas.

Negociación: durante esta etapa el doliente intenta negociar con fuerzas divinas para tratar de cambiar lo ocurrido. La persona intenta ofrecer sacrificios a cambio de recuperar lo perdido. Esta etapa se caracteriza por ser poco realista y se extiende de la necesidad de terminar con el gran dolor que se vive.

Depresión: el vacío está más presente que nunca. Se experimenta la profunda tristeza por la pérdida. Durante esta etapa el doliente no le encuentra sentido a seguir viviendo y se sumerge en la idea de que nada volverá a ser como antes.

Aceptación: después de haber vivido las etapas anteriores finalmente se logra entender que aunque nunca se olvidará la ausencia de esa persona, no se puede cambiar lo sucedido y se puede continuar viviendo y recordando todos los buenos momentos compartidos.

Es importante aprender a entender nuestros sentimientos e identificar nuestro progreso, si se detecta que no mejoramos es fundamental asistir con un profesional.