¿Por qué somos enterrados 2 metros bajo tierra?

¿Nunca te has preguntado por qué los seres humanos somos enterrados dos metros bajo tierra? Si alguna vez has tenido esta inquietud te contamos el origen de esta tradición funeraria.

Orígenes del entierro a dos metros bajo tierra

Esta tradición se remonta hace muchos años e inclusive podemos encontrar algunos rastros desde mediados de los años 1600 resurgiendo finalmente en mediados de 1800 durante la Gran Plaga de Londres. Esta última gran epidemia del Reino Unido afectó al 20% de su población que estaba atrapada por la peste bubónica.

Durante su permanencia, esta peste había producido una tasa de mortalidad insólita hasta ese momento: 8.000 personas morían por semana. Las autoridades municipales desconcertadas ante esta enfermedad comenzaron a observar cómo los comerciantes y profesionales ricos huían de la ciudad dejando sólo un pequeño número de clérigos, médicos y boticarios que atendían a los pobres.

Nuevas normativas para el entierro de los muertos

A pesar de las suposiciones médicas de que esta plaga se debía a la suciedad,  la miseria y la mala nutrición de los residentes pobres de Londres, el alcalde Sir John Lawrence temía que fueran los muertos enterrados dentro de las propiedades de las parroquias locales los responsables de propagar esta plaga  Se trataban de tumbas que eran enterradas a escasa profundad del suelo por lo que las posibilidades de expedir sustancias y tóxicos eran sumamente mayores. Ante esta emergencia sanitaria, el alcalde promulgó en 1965 una serie de normas para limitar el brote de esta plaga que incluía una normativa para que todos los entierros fueran realizados con un mínimo de dos metros de profundidad.

El entierro de las futuras víctimas de la peste

Finalmente la plaga no pudo detenerse frente a esta nueva reglamentación y el Consejo Privado de Londres emitió nuevas órdenes en la que prohibía que los entierros de las futuras víctimas de la peste fueran realizadas en las iglesias parroquiales y los pequeños cementerios prohibiendo absolutamente la apertura de tumbas menos de un año después de su entierro.

El rol de la medicina en la profundidad del entierro

Sin embargo, esta peste no fue la única responsable. También la medicina del siglo XIX trajo consigo la popularidad de los anatomistas que solicitaban cadáveres para su investigación por lo que este incremento de la demanda de restos humanos provocó el robo de cadáveres para venderse luego al departamento de patología. Frente a estos crecientes robos, las demandas de los familiares de los fallecidos para que sus seres queridos sean enterrados a seis pies de profundidad reanimó una tradición que había tenido su origen en una trágica enfermedad.